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Cómo mejorar la recuperación y rendimiento deportivo comiendo Hidratos de Carbono

Descubre con esta guía el momento exacto en que debes consumir hidratos de carbono tras entrenar para acelerar la recuperación, maximizar el rendimiento y evitar el sobre entrenamiento.

La ingesta post-ejercicio es muy importante

Hacer ejercicio, especialmente si es intenso o dura mucho tiempo, supone un estrés importante para el cuerpo, ya que altera su equilibrio natural. Durante la actividad física se consumen las principales reservas de energía —como el glucógeno que se encuentra en los músculos y el hígado—, se generan pequeños daños en las fibras musculares que luego deben repararse, y también se pierde agua y minerales a través del sudor.

Por eso, el periodo post-entreno es fundamental. No solo se trata de descansar, sino de un proceso activo en el que el cuerpo se recupera: repara los tejidos dañados, repone la energía gastada y se adapta para mejorar en el futuro. 

Una recuperación insuficiente limita estas adaptaciones, compromete el rendimiento en sesiones posteriores y aumenta el riesgo de fatiga, sobreentrenamiento o lesiones.

Estrategia Nutricional de Ingerir Hidratos de Carbono

Dentro de las estrategias nutricionales para mejorar la recuperación después del ejercicio, consumir hidratos de carbono (CHO) es clave. Estos nutrientes son la principal fuente de energía para los músculos cuando la actividad física es moderada o intensa. Sin embargo, las reservas de glucógeno —la forma en que el cuerpo almacena carbohidratos en los músculos y el hígado— son limitadas y pueden reducirse mucho o incluso agotarse tras un entrenamiento prolongado o muy exigente.

Ingerir carbohidratos despues de entrenamiento

Cuando el glucógeno se agota, aparece la fatiga y el rendimiento disminuye: se pierde velocidad, fuerza o precisión. Además, el cuerpo puede empezar a descomponer proteínas musculares para obtener energía y sufrir un debilitamiento del sistema inmunológico. Por eso, reponer glucógeno de forma rápida y eficiente con una buena cantidad de carbohidratos después del ejercicio es uno de los pilares de la nutrición deportiva.

Consumir hidratos de carbono en este momento es especialmente eficaz porque el cuerpo está más receptivo a absorber glucosa y almacenarla como glucógeno. Esto no solo ayuda a recargar energía, sino que también contrarresta el desgaste del ejercicio, reduce el estrés físico y crea un entorno ideal para que los músculos se reparen y el cuerpo se recupere mejor.

✅ Esta estrategia se recomienda a:

  • Deportistas con sesiones múltiples al día

  • Atletas con competiciones frecuentes

  • Deportistas de resistencia y larga duración

  • Deportistas en fase de carga o alto volumen de entrenamiento

  • Atletas en recuperación de lesiones o bajo estrés físico elevado

🚫 Esta estrategia nutricional NO se recomienda a:

  • Personas que entrenan de forma recreativa con baja frecuencia

  • Individuos con objetivo principal de pérdida de grasa corporal

  • Atletas en días de descanso activo o entrenamiento ligero

  • Deportistas que siguen estrategias de cetosis nutricional o low-carb planificadas

Aprovecha la "Ventana Anabólica"

En nutrición deportiva, se ha hecho popular el concepto de «ventana anabólica». Este término se refiere a un período después del ejercicio en el que el cuerpo está especialmente receptivo a los nutrientes, lo que facilita una recuperación más eficiente. Se cree que durante esta ventana, los músculos absorben mejor la glucosa y los aminoácidos, lo que ayuda a reponer el glucógeno gastado y a construir nuevas proteínas musculares, favoreciendo las adaptaciones al entrenamiento si se consumen los nutrientes adecuados, como carbohidratos (CHO) y proteínas.

Antes se pensaba que esta ventana duraba solo entre 30 y 60 minutos tras el ejercicio, y que era imprescindible comer justo en ese momento. Sin embargo, estudios más recientes muestran que no es tan estricta: aunque el cuerpo está más preparado para recuperarse justo después de entrenar, la duración y la importancia de esta ventana dependen del objetivo (como reponer energía rápidamente o construir músculo) y de cómo esté estructurado el entrenamiento (por ejemplo, si hay otra sesión ese mismo día).

Podemos dividir este periodo en tres fases principales para entender mejor cuándo conviene consumir carbohidratos:

1. Fase Inmediata (0 a 2 horas después del ejercicio):

Es el momento en el que los músculos están más sensibles a la insulina y pueden absorber glucosa con mayor rapidez, incluso sin depender tanto de esta hormona. Aquí la reposición de glucógeno es más rápida, por lo que es ideal consumir carbohidratos de rápida absorción si se necesita una recuperación energética urgente.

2. Fase Media (hasta 4-6 horas después):

La velocidad de resíntesis de glucógeno empieza a disminuir, pero aún es bastante alta si se siguen consumiendo carbohidratos. La sensibilidad a la insulina también sigue elevada en comparación con los niveles normales.

3. Fase Prolongada (hasta 24-48 horas después):

El cuerpo continúa reponiendo glucógeno a un ritmo más lento, siempre que la dieta siga siendo adecuada. En cuanto a la síntesis de nuevas proteínas musculares (MPS), esta puede mantenerse elevada durante uno o dos días tras el entrenamiento de fuerza.

En la práctica, aprovechar la fase inmediata (las primeras 2 horas) es muy importante cuando el tiempo entre sesiones o competiciones es corto —menos de 24 horas, o incluso menos de 8 si se entrena dos veces al día—. En estos casos, recargar energía rápidamente puede marcar la diferencia en el rendimiento.

La «ventana anabólica» no es un momento exacto que se cierre repentinamente, sino un período de mayor sensibilidad del cuerpo a los nutrientes, que es más intensa justo después del ejercicio y va disminuyendo poco a poco. Entenderla bien ayuda a planificar mejor la nutrición según los objetivos de cada deportista.

¿Qué ocurre al tomar hidratos después del ejercicio?

El Proceso de Resíntesis del Glucógeno Muscular: El ejercicio desencadena señales que preparan al músculo para reponer glucógeno. Los pasos clave incluyen:

  • Transporte de Glucosa: La glucosa de la dieta entra a la célula muscular facilitada por transportadores GLUT4.

  • Fosforilación: Dentro de la célula, la glucosa se fosforila a glucosa-6-fosfato por la hexoquinasa, «atrapándola» y preparándola para el metabolismo.

  • Síntesis de Glucógeno: La glucosa-6-fosfato se convierte y añade a las cadenas de glucógeno por la enzima clave glucógeno sintasa, cuya actividad aumenta notablemente post-ejercicio.

Las reservas de glucógeno hepático también deben reponerse para mantener la glucemia. La fructosa se metaboliza principalmente en el hígado y parece eficaz para reponer glucógeno hepático, mientras la glucosa prefiere el músculo. Teóricamente, combinar glucosa y fructosa (ej., ratio 2:1) podría optimizar la repleción de ambos depósitos y mejorar la absorción intestinal total de CHO.

Nutricionista deportiva en Toledo

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¿Que ocurre con la Insulina Post-Ejercicio?

Después del ejercicio, ocurre un cambio muy importante en el cuerpo: los músculos se vuelven mucho más sensibles a la insulina. Esto significa que se necesita menos insulina para mover glucosa desde la sangre hacia las células musculares, o que la misma cantidad de insulina produce un efecto más potente.

Además, durante el ejercicio, los músculos activan otro sistema para absorber glucosa que no depende directamente de la insulina. Este mecanismo, estimulado por la propia contracción muscular, sigue funcionando justo después de terminar la actividad y contribuye a que los músculos capten glucosa rápidamente.

Ambos procesos —la mayor sensibilidad a la insulina y el transporte activado por contracción— hacen que más transportadores de glucosa (GLUT4) se desplacen a la superficie de las células musculares, permitiendo que entre mucha más glucosa que en condiciones normales.

Al mismo tiempo, una enzima clave llamada glucógeno sintasa se activa con fuerza tras el ejercicio. Esta enzima se encarga de transformar la glucosa en glucógeno, que es la forma en que los músculos almacenan energía.

Esta capacidad mejorada de absorber y almacenar glucosa no dura para siempre. Se divide en dos fases:

  • Una fase inicial (las primeras 2 horas), donde ambos mecanismos (el que depende de la insulina y el que no) trabajan al máximo.

  • Una fase posterior, donde ya no actúa el transporte por contracción, pero la sensibilidad a la insulina sigue siendo más alta que en reposo.

Consumir carbohidratos justo después de entrenar permite aprovechar ambos mecanismos y maximizar la recuperación energética. Si se retrasa mucho esta ingesta, se pierde el beneficio de la fase inicial y, con el tiempo, los músculos pueden volverse menos eficientes para absorber glucosa, incluso si hay suficiente insulina y azúcar en la sangre.

Por eso, desde el punto de vista fisiológico, empezar pronto a reponer carbohidratos después del ejercicio es fundamental para una recuperación óptima.

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